¡Enviada al cuerpo de una adolescente! [Inazuma Eleven]

[Xxana]

¿Qué pasaría si aparecieras en el mundo con el que soñabas en la infancia? ¿Y si fueras la protagonista de tu propia historia? Vivir conociendo el futuro es mucho más sencillo. ¿O quizás no?

Prólogo:
Fecha indefinida

Se había hecho de noche cuando terminé de escribir el guion para el siguiente videojuego de la compañía. Sin ninguna prisa se lo envié a mi jefe y me puse a recoger mi despacho. Entonces, sonó el teléfono de la mesa, era una llamada interna. Me sorprendía que alguien siguiera trabajando a esas horas, pero contesté. No tardé en reconocer a Miguel, un chico del departamento de investigación. Éramos buenos amigos.
—¡Buenas noches Mara! —se le notaba animado—. He estado terminando el proyecto de Realidad Virtual Avanzada, si quieres puedes bajar a probarlo. Sé que te gustará.
Yo no pude decirle que no, en la empresa llevábamos meses buscando la forma de hacer una realidad virtual todavía más inmersiva, en la que se utilizaran todos los sentidos para jugar. Cogí el ascensor y en unos minutos había llegado hasta el laboratorio.

Me encontré con Miguel en una sala llena de cables y pantallas, que tenía en el centro algo similar a una cabina de rayos UVA.
—¿Y cómo se supone que funciona? —le pregunté a Miguel después de saludarnos.
—Solo tienes que meterte en la cabina y en ella se proyectarán tanto las imágenes como los olores y los sonidos —me explicó mientras la abría para mostrármela—. Además es bastante amplia y te podrás mover libremente.
Yo asentí, lo había entendido.
—Espero que no sea peligroso —le dije casi de broma.
—No te preocupes, yo estaré aquí fuera. Si veo algo raro pararé la simulación.
—¿Y a dónde me vas a mandar? —pregunté mientras le sonreía con complicidad. Confiaba mucho en él.
—Pues he creado para ti una pequeña demo especial, de un videojuego que te gusta mucho —respondió con otra sonrisa—. Puedes meterte, ya está todo listo.
Yo no sabía a qué videojuego se podía referir, había varias opciones, así que simplemente me metí rápido en la cabina en la que me estaba invitando a entrar. Me acomodé mientras él la cerraba.
—Si ves que algo está raro puedes acceder a un menú de pausa a través de un reloj que aparecerá en tu muñeca —me siguió explicando—. O simplemente puedes gritarme algo, te estaré escuchando.
Asentí y él cerró la cabina. Todo estuvo negro por un momento, en el que escuché sus pasos dirigirse al ordenador. Poco después, vi una pantalla negra en la que ponía “demomara1.gme cargando…” en blanco. Era obvio que aún le faltaba mucho trabajo de diseño, pero aquello solo era un prototipo. Noté cómo la cabina se elevaba ligeramente, para dejarme caer sobre un campo que iba apareciendo poco a poco.

Cuando levanté la cabeza, vi cómo sobre mí se erguía la enorme Torre de Inazuma. Sonreí al pensar en lo mucho que Miguel me conocía. Fui caminando hacia las escaleras de la torre, todo se veía increíblemente real. Era como estar dentro del videojuego. Acerqué mi mano hacia las escaleras metálicas, pero en el momento en el que las toqué me cegó un destello blanco, a la par que una pequeña descarga eléctrica recorría mi mano. Debí gritar, pero apenas lo recuerdo. Sé que me sentí muy cansada y rápidamente me quedé dormida. Ignoré totalmente que Miguel se había acercado a la cabina y la había abierto para encontrársela vacía. Él no entendía qué acababa de pasar, pero menos entendió cuando mi voz lo llamó a través de todos los ordenadores de la sala.

Continuará...